¡Parece que nos van a empezar a dejar salir a hacer deporte! Todes queremos salir y desempolvamos las bicis, la ropa deportiva… Y los primeros días las calles abarrotadas. Parece una manifestación o una romería. Como si se nos hubiera olvidado lo sucedido.
Para empezar, la expresión «nueva normalidad» se instala en nuestras vidas. Y trae de nuevo la incertidumbre. ¿Cómo va a ser? ¿Qué va a pasar?
Ahora que me había acostumbrado a estar más blandita, más en contacto con mis emociones ¿Me tengo que volver a poner la coraza para volver al mundo?
Y vuelta al miedo, a la ansiedad, al insomnio.
Resulta que la nueva normalidad trae muchas restricciones. Parece que va para largo.
Y las fases, ¡qué lío lo de las fases!
En Madrid no cambiamos de fase. Ahora que pensaba que me podría encontrar con mis amigas y con mi familia.
Estoy como cuando tienes muchas ganas de hacer pis y estás abriendo la puerta del portal y estás que ya no puedes más. Cuanto más cerca del baño, más te meas… Pues yo estoy que me meo encima de ver a mi gente. Veo la luz al final del túnel, pero no termina de llegar, y cada vez lo llevo peor.
Y cada vez más sueños frustrados, más planes que no serán posibles, más abrazos pospuestos, mas intimidad arrasada.