Desde que comencé mi proceso terpéutico, cada vez soy más consciente de la importancia de todo lo que tiene que ver con lo corporal para el autoconocimiento. Parece evidente, pero en ocasiones se me olvida que soy en mi cuerpo y que necesito ser consciente de sus procesos y de lo que pasa en mi persona. Y eso es, básicamente, lo que en mi cuerpo sucede.
La menstruación como un tabú, algo sucio o enfermo
Por eso le doy tanta importancia a las partes más invisibilizadas e incluso denostadas del cuerpo de las mujeres. Creo que es de vital importancia que comencemos a poner una mirada más amorosa, permisiva y gozosa hacia los genitales de las mujeres y sus procesos naturales. Que aprendamos a reconocer cada parte y llamarla por su nombre. Que la menstruación deje de ser un tabú y algo sucio o enfermo.
Hace unos días, en un taller, una mujer hacía referencia a su menstruación. Recordaba que cuando ella era adolescente, en su familia estar menstruando se llamaba «estar mala». Escucharla me transportó a la casa familiar, escuchando a mi madre llamarla del mismo modo.
También recordábamos cuando le pedías a tu amiga una compresa y te la entregaba como si fuera algo ilegal. Ocultándola de toda mirada, no fuera a ser que alguien supiera que tenías la regla.
Hemos crecido con la idea de que menstruar es «estar malas» y ocultando nuestro sangrado como si fuera algo terrible y sucio.
Que en los anuncios de productos de higiene íntima el fluido que se utiliza sea azul nos muestra el nivel de tabú que supone la sangre menstrual en nuestra sociedad.
Viendo estos anuncios, parece que independientemente de nuesto momento del ciclo. Por tanto, tenemos que mantenernos con el mismo nivel de energía que en las fases ovulatoria y preovulatoria. Un momento ¿y esto qué es?
La falta de educación menstrual y la desconexión con nuestro cuerpo y naturaleza, hace que en general, las mujeres vivamos completamente ajenas y desconectadas de nuestros ciclos. De este modo, prestamos poca atención a cómo estamos en cada momento a nivel corporal, emocional y energético.
Ir tomando consciencia es revolucionario
Para mí, el ir tomando consciencia de todo esto está siendo completamente revolucionario.
Desde hace más de 12 años utilizo la copa menstrual, pero hasta hace poco la utilizaba solo por su comodidad. Ya sea por lo beneficioso para el medio ambiente y porque sin duda supone un ahorro económico inmenso. Hace poco me he dado cuenta de otra de sus principales ventajas: poder conocer y observar mi sangre menstrual. Saber su color, volumen, olor y densidad me sirve para conocerme mejor y para evaluar mi estado de salud.
He comenzado a fabricar compresas de tela, que me tienen realmente sorprendida por su eficacia y comodidad, y estoy tratando de aprender más sobre mí y mi cuerpo con el sangrado libre (me fascina).
Todo esto me está empoderando y, como dice una muy buena amiga, me está ayudando a conectar con la mamifera que soy y con mi naturaleza.
Si estos temas te interesan, te recomiendo que leas a Erika Irusta, pedagoga menstrual, que a mí, sinceramente, me ha volado la cabeza.
